Primitivos peces mandibulados.

Clase: Acantodios
Los Acantodios (Acanthodii, del griego ákantha, "espina" y eidés, "con el aspecto de"), también conocidos como «tiburones con espinas», son una clase de peces extinta en la actualidad, cuyas especies tienen características comunes tanto a los peces óseos como a los cartilaginosos. Son los vertebrados con mandíbulas más primitivos de los que se tiene noticia.
Se supone que estas estructuras evolucionaron a partir del primer arco de las agallas, en algún antepasado agnato en el cual el esqueleto de las agallas estaba formado por piezas de cartílago articulado.
El nombre de «tiburones con espinas» es en realidad una forma errónea de designar a estos primitivos peces mandibulados.
Se han llamado así desde el principio porque presentan en general la forma de un tiburón, con el cuerpo estilizado, las aletas dispuestas en pares y una poderosa cola vuelta hacia arriba.
Robustas espinas óseas constituían la estructura de todas las aletas, a excepción de la caudal, de ahí el nombre de «tiburones con espinas».
De hecho, los Acantodios son un grupo de peces mucho más primitivo que el de los tiburones.

Evolucionaron en el mar a principios del período Silúrico, unos 50 millones de años antes de que aparecieran los primeros tiburones.
Más adelante, los Acantodios colonizaron el agua dulce y se multiplicaron en los ríos y lagos del Devónico y en los pantanos del Carbonífero.
Pero los primeros peces óseos estaban demostrando ya su capacidad para dominar las aguas del mundo, y su competencia resultó ser demasiado despiadada para los «tiburones con espinas», que se extinguieron durante el Pérmico.
Muchos paleontólogos consideran que los Acantodios estaban emparentados con los antepasados de los peces óseos.
Aunque su esqueleto interno era cartilaginoso, en la piel de estos peces se había desarrollado un material semejante al hueso, que asumía la forma de escamas estrechamente encastradas. Algunas de estas escamas, muy agrandadas, formaban un revestimiento óseo en la parte superior de la cabeza y en el dorso.

El Climatius vivió de finales del Silúrico a principios del Devónico en Europa (Reino Unido) y América del Norte (Canadá), y medía 7,5 cm de longitud.
El nombre de «tiburón con espinas» resulta especialmente apropiado para este pez, en cuyo diminuto cuerpo se agolpaban infinidad de espinas y aletas.
Tenía dos grandes aletas dorsales, cada una de las cuales presentaba por delante una robusta púa ósea alojada superficialmente en la piel.
En la parte inferior presentaba una gran aleta anal, con su respectiva espina, y un par de grandes aletas pectorales, también con espinas por delante.
El vientre de Climatius estaba erizado de espinas, pero carecía de aletas.
Tenía un par de espinas pélvicas y cuatro pares de espinas ventrales.
A juzgar por las aletas estabilizadoras y la poderosa cola con el lóbulo superior agrandado y vuelto hacia arriba, semejante a la de un tiburón, era un excelente nadador.
Como otros muchos Acantodios, carecía de dientes en el maxilar superior, pero tenía miríadas de pequeños dientes en la mandíbula inferior, que eran sustituidos continuamente por otros a medida que se gastaban, otro rasgo que lo asemeja a los tiburones.
Sus grandes ojos indican que la vista debió de ser el principal sentido utilizado por este pez para localizar a la presa.
Probablemente se alimentaba de crustáceos y peces más pequeños, que atrapaba en las aguas medias y superficiales.
Su agilidad para nadar y su ajustada coraza debieron de protegerlo del ataque de los peces más grandes y de los invertebrados predadores.
Las quince espinas óseas que se alineaban sobre su cuerpo eran su principal defensa: el Climatius debe de haber sido bastante desagradable de tragar.

El Acanthodes vivió de principios del Carbonífero a principios del Pérmico en Australia (Victoria), Europa (Checoslovaquia, Inglaterra, Alemania, Escocia y España) y América del Norte (Illinois, Kansas, Pennsylvania y Virginia Occidental). Y medía 30 cm de longitud.
El Acanthodes formaba parte del último grupo en el proceso evolutivo de los «tiburones con espinas».
Carecían de dientes en las mandíbulas, pero las agallas estaban provistas de largos «rastrillos» constituidos por dentículos.
Probablemente, el Acanthodes y sus parientes se alimentaban filtrando el agua del mar y atrapando en las agallas los diminutos animales planctónicos.
Como todos los acantodios más modernos, el Acanthodes era más grande que sus predecesores; algunos de los miembros de su grupo alcanzaban longitudes de más de 2 m.
Era además menos erizado que las otras formas anteriores. El par de aletas pectorales, al igual que la anal, presentaba todavía robustas espinas.
Pero estaba provisto de una única espina dorsal, situada muy cerca de la cola, y junto a las aletas pélvicas en forma de cinta que recorrían el vientre había solamente una espina.
Así pues, el Acanthodes tenía solamente seis espinas y no las quince de su erizado pariente el Climatius.