Los Acantodios ("peces con mandíbula")

Entre los peces agnatos  estaban los antepasados de los vertebrados con mandíbulas y dientes, los cuales evolucionaron a principios del período Silúrico (que comenzó hace 438 m.a.),unos 80 millones de años después después de la aparición de los primeros peces agnatos (omitimos de momento los informes acerca de agnatos en el Cámbrico).
Estos peces con mandíbulas eran los Acantodios , que no solo tenían ya tejido óseo en el exterior del organismo, (en los radios de las aletas), sino hueso “dérmico” en la piel. Este tejido óseo asumía la forma de placas que cubrían las aberturas de las agallas y la región lateral inferior. Más importante aún, estos peces tenían tejidos óseos dentro del cuerpo, en forma de una fina película por encima del cartílago que constituía la caja craneana y la columna vertebral.

Un diseño innovador, que revolucionó el resto de la historia evolutiva:

Con la evolución de las mandíbulas capaces de morder, la vida de los peces se transformó. Ya no dependía para el sustento de los animales planctónicos ni de las partículas nutritivas del fondo marino. Podían buscar ahora activamente la presa, atraparla con las mandíbulas y desmenuzarla con los dientes. Podían crecer en tamaño, colonizar hábitats nuevos y especializarse en formas de vida y dietas específicas.
Las mandíbulas fueron la innovación evolutiva que permitió a los peces pasar de una fase “experimental”, en el Silúrico, a su explosiva diversificación durante el Devónico, hace unos 400 millones de años.
Esta evolución se produjo siguiendo estas dos tendencias:
1) Condricticios: En este grupo se conservó el esqueleto cartilaginoso al igual que sus antepasados, iniciando la línea que conduciría a los condricticios: los tiburones, las mantas y las rayas, así como sus parientes las quimeras. Desde esta época tan temprana los tiburones fueron de los principales depredadores de los mares.
2) Osteictios: En estos peces, el hueso sustituyó al cartílago. A partir de un ancestro común, evolucionaron en estos dos tipos de peces con esqueleto: a) Actinopterigios: los de aletas radiadas, b) Sarcopterigios: peces de aletas carnosas, de este grupo descendemos nosotros los mamíferos.
Los actinopterigios son el grupo de mayor éxito, desde el punto de vista del número de especies. De este grupo descienden los modernos peces teleósteos, que con sus 21.000 especies vivientes, son el grupo de vertebrados más numerosos entre todos los existentes. (En comparación, hay 4.000 especies vivientes de mamíferos, 8.600 de aves, 4.000 de reptiles y 2500 de anfibios).
En contrastes, de los Sarcopterigios, de los cuales descendemos o evolucionamos, se conservan solo siete especies, una única de celacantos y seis de peces pulmonados.

A estos peces se le llaman tambien "tiburones con espinas", aunque no tienen nada que ver con los escualos, existiendo mucho antes que los primeros tiburones, auqne hubo una época en la que coexistieron.
A estos peces se le llaman tambien "tiburones con espinas", aunque no tienen nada que ver con los escualos, existiendo mucho antes que los primeros tiburones, auqne hubo una época en la que coexistieron.

Dunkleosteus terrelli
Cráneo del Dunkleosteus terrelli, Museo de Queensland

CLASE: ACANTODIOS.

Los acantodios también son conocidos como “tiburones con espinas”, aunque nada tengan que ver con éstos, además de haber aparecido en los mares mucho antes, a principios del Silúrico, unos 50 millones años antes de que lo hicieran los primeros tiburones verdaderos. Estos peces fueron los primeros con mandíbulas, que se cree evolucionaron a partir del primer arco de agallas, de algún antepasado agnato en el cual el esqueleto estaba formado por piezas de cartílago articulado.
Pero los primeros peces óseos estaban demostrando su capacidad de dominar las aguas del mundo, y los Acantodios desaparecieron durante la extinción Pérmica.
Aunque el esqueleto interno de los Acantodios era cartilaginoso, en la piel de estos peces se había desarrollado un material semejante al hueso, que asumía la forma de escamas fuertemente estrechamente encastradas, algunas formaban un revestimiento óseo en la parte superior de la cabeza y el torso.

 
Dunkleosteus
Entre los peces acorazados más conocidos, tenemos al pez Placodermo llamado Dunkleosteus, que vivió a finales del Devónico, y cuyos restos se han encontrado en Europa, África y Norteamérica. Tenía un cráneo de 65 cm de largo y unos 3.5 metros, rivalizando con sus parientes, como el Dicnithys y el Titanichthys.
La coraza ósea del tronco de Dunkleosteus se interrumpía poco antes de la aleta pectoral, dejándoas en libertad para un mejor control de las maniobras de avance y grenado. Con sinuosos movimientos del cuerpo liso y sin escamas y de su larga cola, semejante a la de una anguila, es te pez perseguía a sus presas.
El cuerpo articulado y las bisagras de su coraza le conferían una capacidad mordedora lenta, pero sumamente poderosa. Una vez atrapada la víctima, las grandes placas dentarias actuaban: las puntas semejantes a colmillos de la parte frontal de las mandíbulas sujetaban y desgarraban la carne de la presa, mientras que los aguzados bordes de la parte posterior la maceraban.