Estrutiornitiformes

Orden: Estrutiornitiformes
Pertenecen a este grupo las típicas aves no voladoras, enormes y de patas largas, que en conjunto se conocen con el nombre de ratites. Todas tienen alas pequeñas, y su esternón ha perdido la quilla que soporta los músculos de las alas en las aves voladoras.
Las ratites aparecieron por primera vez durante el Cretácico o al comienzo del Terciario, y evolucionaron diversos grupos sobre los continentes, que se estaban separando.
En la actualidad, los únicos supervivientes de este grupo son los emúes y los casuarios de Australia y Nueva Guinea, los ñandúes de América del Sur y los avestruces de África (antes también en Eurasia).
Dos grupos espectaculares se han extinguido recientemente: los pájaros elefantes de Madagascar y los moas de Nueva, Zelanda.

El Aepyornis titán vivió del Pleistoceno a épocas recientes en Madagascar y media hasta 3 m. de altura.
Las aves no voladoras, ahora extinguidas, del género Aepyornis, de las cuales esta especie es la de mayor tamaño, eran criaturas corpulentas, con un peso probable de más de 500 kg.
Su nombre vulgar, «pájaros elefantes», procede de los antiguos cuentos árabes que hablan de una criatura gigantesca, el «rukhkh», capaz de arrojarse sobre un elefante y lanzarlo por el aire.

Es posible que el Aepyornis sea el legendario pájaro «rocho» que Simbad encontró en Las mil y una noches.
Cada una de las patas de elefante de Aepyomis terminaba en tres dedos gruesos, bien abiertos para poder soportar el peso del cuerpo. Los voluminosos fémures eran muy alargados, lo que demuestra que esta ave no era una buena corredora, a diferencia de su pariente, el avestruz, que es la criatura bípeda más veloz.
El Aepyornis ponía unos huevos enormes, de más de 30 cm. de largo, con una capacidad de alrededor de 9 litros, y que, frescos, habrán pesado unos 10 kg.
Aparte del tamaño y de su fuerza, el pájaro elefante no contaba con ninguna forma especial de defenderse: no tenía dientes en el pico, ni garras en las patas, ni alas para volar.
Pero los únicos predadores grandes que vivían en su isla eran los cocodrilos, que eran fáciles de evitar. Cuando el hombre llegó a Madagascar, hace menos de 1.500 años, todavía quedaban allí algunas especies de Aepyornis. Es posible que esta ave no se extinguiera hasta el siglo XVII.

El Dinornis maxímus vivió desde el Pleistoceno a épocas recientes en Nueva Zelanda y media hasta 3,5 m de altura.
Fue el ave más alta que existió jamás, más aún que el inmenso pájaro elefante de Madagascar, aunque con una estructura mucho más ligera. Se trata de uno de los tipos de moas no voladores (eran alrededor de una docena) que sobrevivió en Nueva Zelanda hasta tiempos recientes.
El hombre llegó a estas islas más o menos en el siglo X, y durante los 800 años siguientes incendió la mayor parte de los bosques y cazó los moas implacablemente, provocando de este modo su extinción, antes de 1800.
Todos los moas eran aves corpulentas, de patas pesadas y cuello largo. Debido a la ausencia de carnívoros y herbívoros de gran tamaño en su isla natal, estas aves de movimientos lentos habían ocupado el lugar que por lo general corresponde a los mamíferos ramoneadores, y se alimentaban de la gran abundancia de semillas y frutos.

El Emeus crassus vivió desde el Pleistoceno a épocas recientes en Nueva Zelanda, y media 1,5 m de altura.
Este moa, que medía la mitad de la altura que el Dinornis, presentaba la peculiaridad de tener inmensa la parte inferior de las patas, que resultaban totalmente desproporcionadas en relación con el tamaño del cuerpo. También sus pies eran demasiado anchos.

Debió de moverse con extrema, lentitud, siendo presa fácil para los cazadores de moas.
Según algunos paleontólogos, el kiwi actual, que es el símbolo de Nueva Zelanda, es un moa muy especializado.
Las tres especies que todavía viven son diminutas en comparación con sus parientes extinguidos, con una altura de menos de 60 cm.