Entre todos los animales extintos que alguna vez caminaron sobre nuestros suelos, probablemente el dodo (Raphus cucullatus) o dronte. Esta especie, al haberse extinguido a finales del siglo XVII es una de los animales extintos que mejor conocemos al haberse recuperado varios huesos y obras artísticas relativas a él.
El dodo es una especie extinta de la familia Raphidae que existió en Mauricio. Se caracterizaba por tener un cuerpo robusto y alas cortas, con una mecánica que no le permitía volar. Su pico, grueso y macizo, era ideal para romper cocos, fruta de la cual se sabe que este animal se alimentaba. Esta ave medía aproximadamente un metro de altura, pesando entre trece y veinticinco kilogramos.
El ser humano llegó a Mauricio en el siglo XVII, y al poco tiempo el animal resultó extinto, siendo uno de los más gráficos ejemplos de extinción a manos del hombre. Éste introdujo nuevas especies a la isla y nuevas enfermedades, las cuales acabaron en menos de un siglo con la población de dodos existente.
Se cree que el dodo surgió de palomas que migraban entre África y Asia, y su crecimiento aislado en Mauricio no hizo necesario que el ave desarrollara musculatura apta para volar. No obstante, el dronte estaba bien adaptado para el forrajeo sobre tierra.
Lamentablemente la cultura popular ha identificado al dodo con una especie inepta y estúpida. Sin embargo, esto se debe a la errónea percepción de los ilustradores de la especie, que la registraban en cautiverio, estado que hacía que los ejemplares resultaran obesos e inactivos.
Hace un par de años fue encontrado un esqueleto de dodo casi completo, el más exhaustivo encontrado hasta la fecha