Comienza la evolución biológica, pero ni la evolución química ni la geológica, se han detenido en la Tierra. La aparición de una nueva evolución, así como la aparición de nuevos elementos u organismos, no implica la desaparición de lo anterior. La evolución de la materia, es un todo con diferentes manifestaciones, que se armonizan entre si y que están interconectadas.
La Tierra es un planeta vivo. Tiene en su interior una considerable energía interna (calor interno) que mantiene al planeta en actividad geológica y su núcleo, su manto y su corteza están en continuo dinamismo. Todo el interior del planeta está en movimiento. Las zonas más calientes se expanden, pierden densidad y suben. Luego se enfrían, vuelven a hacerse densas y descienden. Este flujo de material al chocar con la superficie, rompe la litosfera que es sólida, rígida y fría. Esta capa, la litosfera, tiene unos 100 Km. de grosor y comprende la corteza terrestre y una parte rígida y superficial del manto superior de la Tierra. Al fragmentarse la litosfera se forman las placas litosféricas que se acoplan entre si como las piezas de un mosaico o puzzle. Estas placas han ido variando en número, tamaño y forma a lo largo de la historia de nuestro planeta. Actualmente hay siete grandes placas y alguna más de menor tamaño. Las placas litosféricas son como grandes balsas interconectadas sobre las que cabalgan los continentes, los cuales se alejan entre si, se acercan, incluso chocan y se forman supercontinentes que a veces son únicos en la Tierra y se llaman PANGEAS. La formación de una pangea altera una serie de procesos geológicos y biológicos en el planeta. El movimiento de las placas producen variaciones relativas en el nivel del mar (regresiones y transgresiones marinas) y variaciones del clima global, con grandes glaciaciones.
Cuando en el planeta hay una activa construcción de cordilleras como consecuencia de una mayor actividad geológica, decimos que estamos en un periodo geológico de orogenia (construcción de montañas), la cual puede durar varias decenas de millones de años.
Todos estos cambios: climáticos, con glaciaciones, sequías, etc.. geológicos con orogenias, erupciones volcánicas, inundaciones marinas, movimientos continentales, etc.; y otros como oscilaciones en el eje magnético de la Tierra, cambios en la fuerza de gravedad y en el magnetismo de la Tierra, o los producidos por el impacto de un meteorito; influyen profundamente en los organismos vivos, produciendo grandes transformaciones con extinciones en masa y posterior adaptación y diversificación de nuevas especies.
Las dos orogenias más recientes han sido la herciniana, en el Carbonífero (hace unos 360 millones de años) que ha dado lugar, entre otras cordilleras, a los Apalaches y Urales, y la alpina la más reciente, en el Triásico (hace unos 245 millones de años), que ha originado las cordilleras actuales más representativas, como los Alpes, los Andes, las Montañas Rocosas y el Himalaya, las cuales son las más jóvenes, abruptas y menos erosionadas del planeta. También como consecuencia de las enormes tensiones que se producen por la fricción de las placas en sus bordes, se producen todo tipo de manifestaciones geológicas, tales como terremotos y volcanes.
CLASIFICACIÓN DEL EÓN FANEROZOICO
Con la evolución biológica se produce una aceleración en el proceso evolutivo. También tenemos más datos y por tanto necesitamos multiplicar las divisiones del tiempo geológico. Así dentro de este último eón, se distinguen tres eras: PALEOZOICA, MESOZOICA Y CENOZOICA, que a su vez se dividen en PERIODOS y estos en ÉPOCAS. |