Arqueornites

  Las arqueornites, también llamadas saururas, fueron un suborden de aves fósiles, las más antiguas conocidas, con dientes en las mandíbulas, implantados en alvéolos; alas con tres dedos libres, provistos de uñas, y cola como la de los lagartos, constituida por 20 vértebras, provista cada una con un par de plumas laterales. Constituyen la transición entre los reptiles, de que proceden, y las neornites o aves posteriores.
      Tienen un solo orden, el de las arqueopteriformes.
Aves primitivas.
Subclase: Arqueornites
Este grupo de «aves antiguas» en la actualidad sólo incluye un género (Archaeopteryx) y tal vez una sola especie.
ésta es la primera ave que se conoce, y ocupa un lugar especial en la historia evolutiva, al presentar en su estructura el eslabón entre dos grandes grupos: los reptiles y las aves.
El Archaeopteryx lithographíca vivió a finales del Jurásico en Europa (Alemania) y medía 35 cm. de longitud.

El descubrimiento de Archaeopteryx es un clásico dentro de la historia de la paleontología.
En 1861, se estaban cortando unos bloques de calizas de grano fino en una cantera situada en Soinhofen, en el sur de Alemania.
Estas rocas son de fines del Jurásico y tienen, por lo tanto, una antigüedad de alrededor de 150 millones de años; una plancha partida reveló el esqueleto casi perfecto del Archaeopteryx, la primera ave que se conoce.
No sólo estaban intactos casi todos sus huesos, sino que, además, estampada en las rocas estaba la impresión de sus plumas, preservadas en su sitio natural, sobre las alas y la cola.
En el museo de historia natural de Londres se puede ver un molde de este espécimen, realizado en fibra de vidrio.

Un segundo espécimen, más completo, se descubrió en el mismo lugar en 1877, y esta plancha de roca, junto con su valioso ocupante, se albergan en el museo de la Universidad Humboldt, en Berlín Este.
Estos descubrimientos fósiles revelan una criatura con un tamaño similar al de una paloma moderna, de cabeza pequeña y ojos grandes, dientes puntiagudos en las mandíbulas y una cola ósea larga.
Las extremidades eran largas y delgadas, con tres dedos en forma de garra en cada una de las manos alargadas, y con los pies típicos de las aves.
Los huesos de la parte inferior de las patas eran largos, e indican que se trataba de un animal corredor. Esta descripción no se ajusta por completo a la imagen de la mayor parte de las aves actuales, pero Archaeopteryx presentaba dos características inconfundibles, que son exclusivas de las aves.
Tenía una espoleta bien desarrollada (formada por la unión de las dos clavículas) y las plumas que caracterizan a las aves adheridas a las largas extremidades anteriores y a la cola.
Si no fuera por estos rasgos propios de las aves, se podría confundir a Archaeopteryx con alguno de los celurosaurios, los pequeños dinosaurios bípedos y carnívoros.

Tanto es así que uno de los especímenes más recientes de Archaeopteryx, que fue hallado en Alemania en 1951, se atribuyó al celurosaurio Compsognathus hasta comienzos de la década del setenta, cuando se observó que existían impresiones de sus plumas.
La mayoría de los paleontólogos piensa que el Archaeopteryx era una criatura insectívora que vivía en bosques abiertos y que podía volar de un árbol a otro.
Es posible que atrapara los insectos, sobre las alas, mientras volaba, o quizás atacaba por sorpresa a los invertebrados que vivían sobre la tierra.
Debía de utilizar sus manos y sus pies, con forma de garras, para trepar a los árboles, antes de lanzarse al vuelo siguiente.
Parece que el esternón de Archaeopteryx era diminuto, a diferencia de los enormes esternones provistos de quillas que tienen las aves actuales, que constituyen el sitio principal en el que se insertan los potentes músculos de las alas.

Algunos paleontólogos han sugerido que tal vez las alas de Archaeopteryx sólo cumplieran una función aislante, en lugar de utilizarse para volar.
Casi con seguridad, esta ave antigua tenía sangre caliente, como sus familiares modernos. Al controlar su temperatura corporal, es probable que haya llevado una vida más activa y rapaz.
Sin embargo, las plumas del Archaeopteryx tienen una estructura y una distribución sobre las alas tan parecidas a las de las aves actuales que es casi seguro que las utilizaba para volar, aunque tal vez su vuelo no haya sido tan poderoso como el de las aves modernas.