Los huevos de dinosaurio



Los dinosaurios ponían huevos. Los colocaban en nidos construidos con mimo y luego sentaban sus amplias posaderas para protegerlos y calentarlos. Hoy sabemos que es así, pero averiguarlo no ha sido un camino fácil. Es más, aún hoy en día, los fósiles de huevos de dinosaurio no son especialmente abundantes.
En 1923 se descubrieron los primeros fósiles de huevos de dinosaurios, pero se pensó que no eran de ellos. Fue en el desierto del Gobi, en Mongolia. Y lo hizo el explorador estadounidense Roy Chapman Andrews -figura en la que está inspirado, por cierto, el héroe de ficción Indiana Jones- encontró una escena fosilizada: era un dinosaurio adulto cerca de huevos rotos.
La interpretación en esa época fue que el dino estaba robando los huevos para comérselos. Y se bautizó a esa especie como Ovirraptor que quiere decir 'ladrón de huevos'.
En la década de los noventa se descubrió la verdad. Se descubrió que lo que estaba haciendo era incubarlos.
En 1978, se produjo un descubrimiento que arrojó luz sobre la forma en que los dinos cuidaban y criaban a su pequeños. Fue en el Oeste de Montana, en Estados Unidos, los paleontólogos John Horner y Robert Makela hallaron los restos de una colonia de dinosaurios anidando.
Los nidos estaban separados lo suficiente para que un adulto pudiera cuidar el suyo sin pisar el de su congénere. Así se descubrió que algunos dinosaurios anidaban en grupos. Y en este caso a la especie se la bautizó con el nombre de 'Maiasaura', que quiere decir 'reptil buena madre'.